lunes, 13 de febrero de 2012

el leproso 

Un hombre que tenía lepra se le acercó, y de rodillas le suplicó:
   —Si quieres, puedes limpiarme. 
Movido a compasión, Jesús extendió la mano y tocó al hombre, diciéndole:

   —Sí quiero. ¡Queda limpio! 
Al instante se le quitó la lepra y quedó sano.


   En muchos casos estamos enfermos, no carnalmente sino espiritual con nosotros mismos o con personas que tenemos a nuestro lado sin saber por que..., o por cosas (peleas tontas).
     Es bueno pedir al señor pero pide con humildad "si tu quieres... curame"